· Dificultad: baja
· Tiempo de preparación: 15′
· Tiempo total: 25′
Todos los días paso por delante de mi frutera de confianza y reviso lo que tiene de oferta, donde, a menudo, encuentro verdaderos productazos que están cerca de su fecha de consumo preferente y a un precio de risa: espárragos frescos blancos, tomates rosas o, como en este caso, unos fantásticos boletus edulis.
Quizás ya no sea época de setas (al menos de boletus, ya que hay setas de primavera), pero mi frutera siempre tiene una buena variedad. Así que fue ver las bandejas y pensar en la cena de esa noche.
Esta receta es extremadamente sencilla y, precisamente, es así como ganan los productos de calidad. Sin enmascarar sabores, sin pasarnos con cocciones, dejando protagonismo a su sabor. ¡Disfrútala!
– Para 4 personas –
Ingredientes
- 400 g de boletus edulis
- 2 cebollas dulces
- 3 dientes de ajo negro
- 1 cucharada de orégano seco
- 1/2 limón
- 1 pequeño ramillete de albahaca fresca
- Pimienta negra recién molida
- Sal
- 50 g de mantequilla
Elaboración
- Limpiamos los boletus con un trapo húmedo y cortamos en láminas de unos 4 mm y tamaño bocado.
- Cortamos la cebolla en brunoise, el ajo negro en láminas finas y las hojas de albahaca en juliana fina. Reservamos.
- En una sartén a fuego bajo (3 sobre 10), añadimos la mantequilla y, cuando espume, incluimos la cebolla.
- Cuando se haya pochado, pasados unos 10 minutos, añadimos el ajo negro, los boletus y el orégano.
- Subimos a fuego medio (6 sobre 10), salpimentamos, añadimos el zumo del limón y mantenemos, como mucho, 5 minutos más, removiendo hasta que las setas estén en su punto.
Emplatado
Servimos en una fuente y añadimos por encima la juliana de albahaca.
Trucos y consejos
Aunque normalmente a las setas les va muy bien, no le añadas extras (jamón, tocino, bacon,…) porque los boletus tienen ya un sabor tan estupendo que no necesitan de nada más para disfrutarlos.
Pasarse con el cocinado de los boletus creo que está tipificado como delito, y si no es así, debería. Si te pasas con la cocción, pierden su sabor tan característico y, para rematar, quedan chiclosos.
